Unos ojos
entreabiertos
unos ecos
húmedos
Una caricia
fría
en el fondo
del mar que descansa
Un decir
sin respiro
un vacío
inundado de certezas
Entreviendo
el gran olvido
guardado
por la oscuridad
Un entierro
que no se vela, ni se llora
que solo llegó y celebro
y no habría mejor día que hoy para ello
© Liza Lindmark
lunes, 17 de septiembre de 2007
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