sábado, 1 de septiembre de 2007

Gracias

Y así pasaban
los días, fluyendo
al tiempo
puntuales
monótonos
sin un solo fallo.

Sonrisas quietas
sentidos completos
esperando, yo
sin tener conciencia
de que esperaba.

Arrastrando
sueños rotos
que con el paso de los días
se hacían más raros

El tiempo
debilitando
las profundas roderas
que en mi ánimo
se podrían imprimir
en piedra

Una luz interna,
su claridad y oscuridad
examinaban la mesmedad
de mis pasos
Sentía
hacia la inmensidad
del mar
un pánico instintivo.

Y ahora
inesperadamente
en el fondo
y en el exterior
la emoción
deseable
por su misma imprecisión.

Y poco a poco
se van quedando atrás
las percepciones de
los sentidos
que aunque distintas
contribuían a volver
la quietud en pérdida.

Y la sombra que
determinada cruzaba
mi corazón
era alargada y fina
como espina que ahora
se decrementa,
sus aristas pungentes
desaparecen al mirarte.


© Liza Lindmark

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