Hubo días que logré confundir tu fruncido seño con una sonrisa,
Seguía mirando por la misma ventana esperando verte aquí,
Buscando el mismo sueño, la misma fotografía, y aun así,
Esperar un para siempre, sin mirar atrás, para no perder la fe.
Todo debería estar igual, pero no…
Si el sol del mañana nunca salió y la luna del ayer sofocó nuestro cielo.
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